LA CAMPAÑA ELECTORAL DEL FSLN
El análisis de la evolución de la campaña electoral
evidencia que el FSLN había perdido las elecciones desde antes de su inicio. La
reducción de preferencias antes de la campaña a menos del 30% de la población
apta para votar, constituía una erosión difícil de superar para un partido que
enfrentaba condiciones económicas, políticas e internacionales adversas. El
87.3% de los votantes del FSLN había decidido su voto antes del inicio de la
campaña.
Lo contrario a esta posición también se evidencia en los datos sobre los
votantes UNO, que señalan que un 23% decidió su voto durante la campaña y otro
13% en el momento mismo de votar, para un total de 36.1% del voto UNO que
estaba indeciso antes de la campaña.
Sin embargo, los resultados a partir de los votantes de flujo fueron muy
negativos para el FSLN. De los que decidieron su voto durante la campaña, el
71.6% votó por la UNO y el 12.4% por el FSLN; mientras, del grupo que decidió
en el mismo momento del sufragio, un 54.8% votó por la UNO y el 21.4% por el
FSLN.
Tanto los resultados finales, como los datos sobre la evolución de la campaña,
indican un ascenso para el FSLN en diciembre, un bajón en enero y una ligera
recuperación en febrero, pero no al nivel requerido para una victoria. Esto
también constituye una evidencia sobre la importancia de la campaña.
El hecho de no haberse logrado recuperar el nivel de diciembre implica que la
campaña del FSLN llegó a un pico prematuro dos meses antes de las elecciones.
Desde esta perspectiva resulta necesario plantear, obligatoriamente, el tema de
la teoría de las campañas cortas, preferiblemente de seis semanas, utilizado
por el Partido Republicano en Estados Unidos y la Unión Demócrata Cristiana
(CDU) de la República Federal Alemana.
En este sentido, el consultor político del Partido Social Demócrata Alemán
(PSD), Harry Walters, informa que James Baker, como Gerente de Campaña para
Reagan y luego par Bush, consagró la campaña de 6 semanas, lo que ha sido
copiado exitosamente por la CDU. Como corolario, se recomienda también
concentrar en sólo 2 ó 3 los temas de campaña y utilizar "campañas
negativas" de acusaciones de escándalo fretne al contrincante, sólo cuando
uno está detrás en la campaña y no dejar de usarlas en tales circunstancias.
En cuanto al contenido de la campaña del FSLN, se pueden considerar los
siguientes elementos:
- La campaña del FSLN priorizaba la proyección del candidato a la Presidencia,
quien efectivamente tenía una imagen muy positiva; sin embargo, éste no fue el
factor decisivo. La imagen de la candidata de la UNO también era positiva,
salvo el hecho de que una mayoría de los votantes cuestionaba su capacidad de
gobernar; pero al final, tanto estos como muchos que tenían una opinión favorable
a la imagen de Daniel Ortega, votaron por ella. A la postre, el contexto de las
elecciones probó no ser tanto una contienda entre candidatos, sino un
referéndum sobre el tema político de la guerra y la paz.
- En este tema crucial de la guerra y la paz, la oferta electoral del FSLN no
tenía credibilidad. Ocho años de guerra, el desgaste en las esperanzas de una
paz negociada por la diplomacia sandinista, un discurso ambiguo, a veces
conciliatorio y a veces beligerante, la invasión norteamericana a Panamá y las
tensiones posteriores misma, pusieron en duda la capacidad sandinista de
alcanzar la paz. Por otro lado, el planteamiento de paz que hizo la UNO tuvo
más credibilidad, por la oferta de abolir el SMP y porque a los Estados Unidos,
patrocinaban a la Contra y a la UNO, por lo que se podía entender que la guerra
terminaría al ganar ésta las elecciones.
El dato más contundente de la encuesta post-electoral es la respuesta
afirmativa del 75.6% de los encuestados "si los sandinistas hubieran
ganado, la guerra no habría terminado nunca" (91.8% de los votantes UNO,
56.7% de los votantes sandinistas). Es decir, la base electoral sandinista
dudaba que la guerra fuese a terminar con una victoria del FSLN. En cuanto a
los votantes UNO, el 90% de respuesta afirmativa a esta pregunta representa uno
de sus más altos consensos en la encuesta.
- En general, existía una asimetría entre las ofertas políticas del FSLN y de
la UNO. Si bien estar en el poder es ventaja una campaña electoral (por
ejemplo, poder tomar decisiones sobre temas claves), también existe una
asimetría en cuanto a las ofertas electorales entre el partido en el poder y la
oposición. Las ofertas electorales del partido de gobierno son comparadas con
su gestión, con la labor percibida y experiencia vivencial de los
participantes, mientras las ofertas de la oposición son esperanzas. La consigna
central "Todo Será Mejor" se comparaba con 10 años de gestión
económica, en que los últimos 7 habían sido de continuo deterioro; a la vez, el
tema de la mejoría económica se ligaba a la finalización de la guerra. Sumado a
ello, la oferta de la UNO hecha por medio de Francisco Mayorga, de
"mejorar la economía en 100 días" representaba una esperanza para
muchos votantes.
- Ciertos temas enfatizados por los sandinistas, como la presencia de
somocistas en las filas de la UNO y la privatización del Area Propiedad del
Pueblo, tenían peso, en el sentido que eran puntos débiles en la oferta de la
UNO para muchos votantes, pero eran temas secundarios, que quedaron supeditados
a los temas de guerra-paz y recuperación económica.
FSLN: una campaña muy costosa y muy vistosa
En la pregunta acerca de lo que menos gustó de la campaña del FSLN, el
mayor nivel de respuestas se refirió "el nivel de gasto" (11.5% de
los encuestados). Se considera que el FSLN intentó una campaña larga y costosa,
que no dejó de explotar ningún mecanismo de propaganda en reconocimiento a las
difíciles condiciones en que ésta se desarrollaba y a lo peligroso del
contrincante, siendo éste el Gobierno norteamericano con su intervención
política y el financiamiento a la campaña de la UNO.
La costosa y vistosa campaña del FSLN, comparada a la modestia e inefectividad
de la campaña de la UNO, hizo aparecer a ésta última -respaldada por Estados
Unidos- como la débil frente a la arrolladora máquina sandinista. Eso atrajo al
votante que tiende a favorecer "al de abajo" y propició también el
voto de "castigo" al sandinismo, de parte de aquéllos que quisieron
protestar por determinadas políticas o actuaciones del FSLN, pero sin pensar
que éste iba a perder, con todas las consecuencias de su derrota para los
intereses de esos mismos votantes.
El alto nivel de gasto para garantizar una victoria en circunstancias
difíciles, no desvirtúa el triunfalismo que caracterizó a la campaña del FSLN.
Había confianza en la victoria, igual que había resignación a la derrota en
sectores de la UNO y en Washington. Estas expectativas se basaban en el
eficiente aparato de campaña del FSLN, la gran convocatoria en las
concentraciones y los resultados de las encuestas, sobre todo de las empresas
norteamericanas.
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